21 de abril de 2025 – El Ministerio de Salud de Colombia ha declarado una emergencia sanitaria nacional ante el brote de fiebre amarilla que amenaza la salud pública en varios puntos del país. La medida, oficializada mediante un decreto, se mantendrá vigente hasta que transcurran al menos ocho semanas sin nuevos casos registrados. Esta decisión responde a la necesidad de contener una enfermedad que, aunque prevenible mediante vacunación, puede ser letal en ausencia de medidas oportunas. El plan del Gobierno incluye una ambiciosa campaña de inmunización, requisitos de carné de vacunación y estrategias focalizadas en zonas de riesgo, con un impacto económico y social que busca mitigar los efectos de la epidemia.
Un plan de vacunación sin precedentes
El eje central de la respuesta es alcanzar una cobertura de vacunación del 95% en la población de 9 meses a 59 años, incluyendo a migrantes según su estatus migratorio. El Ministerio ha ordenado la vacunación prioritaria del personal de salud involucrado en la contención del brote, independientemente de su tipo de vinculación laboral. Para garantizar el acceso, las autoridades implementarán tácticas de vacunación masiva en municipios de alto riesgo, donde las condiciones ambientales —como la presencia de mosquitos transmisores (Aedes aegypti y Haemagogus)— favorecen la propagación de la enfermedad.
El Gobierno podrá exigir un carné de vacunación a nacionales y extranjeros, aunque este no será un requisito restrictivo para el ingreso o la movilidad dentro del país. Sin embargo, se recomienda a los viajeros esperar al menos 10 días tras la inmunización antes de ingresar a Colombia, tiempo necesario para que la vacuna alcance su efectividad. Las personas vacunadas que no aparezcan en las bases de datos del Ministerio o no tengan carné deberán firmar una declaración jurada confirmando su inmunización, asumiendo responsabilidad por posibles contagios. Aquellos que opten por no vacunarse también deberán suscribir un documento, aceptando las consecuencias legales y sanitarias de su decisión.
Estrategias regionales y monitoreo constante
El Ministerio ha clasificado los municipios en dos categorías: alto riesgo y bajo riesgo. En los primeros, se intensificarán las verificaciones de antecedentes de vacunación y se priorizarán las campañas masivas. En los de bajo riesgo, las acciones seguirán los mismos estándares, pero se focalizarán en áreas con casos confirmados. Cada municipio debe presentar un plan detallado, firmado por el alcalde, el secretario de salud y los gerentes de las Instituciones Prestadoras de Salud (IPS), especificando las estrategias de vacunación. Estos documentos serán remitidos al departamento correspondiente, con copia al Ministerio.
Las secretarías de salud municipales tendrán la responsabilidad de monitorear semanalmente los avances, evaluar los resultados y ajustar las tácticas según sea necesario. A nivel departamental, se consolidarán los informes municipales para reportar al Ministerio, asegurando una coordinación efectiva en la ejecución del plan. El Ministerio pondrá a disposición una plataforma digital con información actualizada sobre los municipios en riesgo, formatos para declaraciones juradas y otros recursos clave.
Implicaciones económicas y sociales
La emergencia sanitaria tendrá un impacto significativo en la economía y la sociedad colombiana. La movilización de recursos para la adquisición y distribución de vacunas, junto con las campañas de sensibilización, representa un desafío presupuestal para el Gobierno. Sin embargo, la inversión es crucial para evitar pérdidas mayores derivadas de una epidemia descontrolada, que podría afectar sectores como el turismo y el comercio, especialmente en regiones selváticas y tropicales donde la fiebre amarilla es endémica.
La inclusión de la población migrante en el plan de vacunación refleja un enfoque de equidad, pero también plantea retos logísticos, dado el alto flujo migratorio en fronteras como la de Venezuela. La no obligatoriedad del carné para la movilidad busca balancear la salud pública con los derechos humanos, aunque la responsabilidad recae en los individuos para cumplir con las medidas preventivas.
Un llamado a la acción colectiva
El Ministerio de Salud ha enfatizado que el éxito de esta estrategia depende de la colaboración entre autoridades, sector salud y ciudadanía. La fiebre amarilla, transmitida por mosquitos en áreas urbanas y selváticas, puede prevenirse con una sola dosis de la vacuna, que ofrece inmunidad de por vida. Sin embargo, la baja cobertura en algunas regiones y la reticencia de ciertos grupos a vacunarse son obstáculos que el Gobierno busca superar con información clara y acceso universal.
Mientras Colombia enfrenta esta crisis, el mundo observa cómo el país equilibra la urgencia sanitaria con los desafíos económicos y sociales. La emergencia por fiebre amarilla no solo pone a prueba el sistema de salud, sino también la capacidad de la sociedad para actuar unida frente a una amenaza común.