Oslo, Noruega, 10 de diciembre de 2025. En un emotivo reencuentro que simboliza la resistencia y la esperanza de millones de venezolanos, la líder opositora María Corina Machado aterrizó este jueves en Oslo, apenas horas después de que su hija Ana Corina Sosa recibiera en su nombre el Premio Nobel de la Paz 2025 durante la ceremonia oficial. Machado, quien ha vivido en la clandestinidad desde agosto de 2024 para evadir la persecución del régimen de Nicolás Maduro, salió de Venezuela en un viaje de alto riesgo que incluyó un trayecto en barco hacia Curazao, según reportes de The Wall Street Journal.
Su llegada, confirmada pasada la medianoche por el Comité Nobel Noruego, marca su primera aparición pública en casi un año y pone fin a 16 meses de separación de su familia.
Un galardón que honra la lucha por la democracia venezolana
El Premio Nobel de la Paz 2025 fue otorgado a Machado el 10 de octubre por el Comité Noruego, reconociendo su «incansable esfuerzo por promover los derechos democráticos en Venezuela y liderar la resistencia pacífica contra la dictadura de Nicolás Maduro», como lo describió Jørgen Watne Frydnes, presidente del Comité, en el anuncio oficial. Este es el primer Nobel para una venezolana y el primero para una figura de la oposición latinoamericana en más de dos décadas, desde Rigoberta Menchú en 1992. El comité destacó su rol en las protestas postelectorales de julio de 2024, donde denunció el fraude en las elecciones presidenciales que reeligieron a Maduro, y su liderazgo en la Plataforma Unitaria Democrática, que movilizó a millones en las calles pese a la represión.
La ceremonia en el Ayuntamiento de Oslo, presidida por los reyes Harald y Sonja de Noruega, contó con la presencia de líderes internacionales como el presidente argentino Javier Milei, el interino peruano José Jerí y el paraguayo Santiago Peña, quienes reiteraron su apoyo a la «libertad y democracia innegociables» en Venezuela. Peña, desde Oslo, declaró: «Venezuela no está sola en este camino». La sala, decorada con bromelias amazónicas en homenaje a la selva venezolana, vio cómo Ana Corina Sosa, de 28 años, leyó el discurso de aceptación de su madre: «Este premio no es mío, es del pueblo venezolano que no se rinde. La transición democrática es posible y justa, pero requiere coraje civil como el que ha mostrado María Corina».
Machado, en una llamada telefónica con Frydnes horas antes de su llegada, expresó: «En nombre del pueblo venezolano, agradezco este inmenso reconocimiento. Me entristece no llegar a tiempo a la ceremonia, pero estoy de camino a Oslo. Tan pronto como aterrice, abrazaré a mi familia, a mis hijos que no veo en dos años, y a tantos venezolanos y noruegos que comparten nuestra lucha». Su voz, transmitida en vivo, fue aplaudida por cientos de exiliados venezolanos reunidos en la Plaza del Ayuntamiento, iluminada con antorchas y pancartas que rezaban «Venezuela libre».
El viaje de riesgo: de la clandestinidad a la libertad temporal
La llegada de Machado a Oslo no fue un vuelo comercial rutinario. Según Infobae y El País, salió de Venezuela el martes en un barco hacia Curazao, escoltada por un equipo de seguridad privada y aliados diplomáticos, para evitar los controles del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN). Este periplo, que duró casi 48 horas, refleja la precariedad de su situación: desde el fallido atentado contra ella en enero de 2025 y las elecciones fraudulentas de julio de 2024, ha vivido oculta en casas seguras en Caracas y zonas rurales, coordinando la oposición vía Zoom y mensajes encriptados.
«Ha hecho todo lo posible por llegar, en una situación de extremo peligro», afirmó el Comité Nobel en un comunicado, cancelando su rueda de prensa prevista para el martes. Fuentes cercanas a Machado, citadas por France 24, revelaron que el retraso se debió a «controles fronterizos inesperados y la necesidad de rutas alternativas». Su salida también fue un mensaje político: al abandonar la clandestinidad temporalmente, Machado desafía al régimen de Maduro, que la acusa de «terrorismo» y ha emitido órdenes de captura internacional.
En Caracas, el chavismo reaccionó con furia. El ministro de Comunicación, Freddy Nanez, calificó la ceremonia como un «fracaso total» y una «subasta al mejor postor», según Clarín. Maduro, en cadena nacional, insistió en su narrativa de «golpe de Estado fallido» y amenazó con «medidas recíprocas» contra opositores en el exilio. Sin embargo, en las calles de Venezuela, miles salieron a celebrar con cacerolazos y banderas tricolores, según videos difundidos en redes.
El reencuentro familiar: un momento de humanidad en medio de la lucha
La llegada de Machado al Aeropuerto de Oslo Gardermoen, alrededor de las 23:00 hora local (medianoche en Europa), fue discreta pero cargada de emoción. Frydnes, aguardando en el Grand Hotel –el tradicional alojamiento de los Nobel–, confirmó a periodistas: «Puedo asegurar que María Corina Machado ha llegado a Oslo y está en camino aquí. Se reunirá directamente con su familia; no habrá encuentros hoy». La opositora, visiblemente agotada pero sonriente, salió al balcón del hotel pasada la 01:00 para saludar a una multitud de venezolanos exiliados que cantaban el himno nacional. Con la mano en el pecho, se unió al coro, en su primera aparición pública desde enero de 2025, según 20 Minutos.
Allí la esperaban su madre, Corina Parisca; su hermana y sus tres hijos, a quienes no veía desde hace 16 meses. «Puedo abrazar a mi familia y a mis hijos, que no he visto en dos años, y a tantos que comparten nuestra lucha», dijo Machado en su llamada con Frydnes, según BBC Mundo. Ana Corina Sosa, quien recibió el premio –un diploma, una medalla de oro y un cheque de 11 millones de coronas noruegas (unos 1 millón de dólares)– leyó el discurso de su madre: «La única forma de que Colombia salga adelante es que caiga el régimen», citando al precandidato colombiano Federico Gutiérrez, quien felicitó a Machado vía Twitter.
La agenda en Oslo: del Parlamento al primer ministro
Aunque no asistió a la ceremonia ni al banquete de gala, Machado completará su agenda el viernes. Frydnes anunció que visitará el Parlamento noruego (Stortinget) y se reunirá con el primer ministro Jonas Gahr Støre, con quien dará la rueda de prensa pendiente. «Informaré pronto del programa detallado», dijo el presidente del Comité. Fuentes del Nobel indican que Machado también participará en una conferencia en el Centro Nobel de la Paz sobre «democracia al borde del abismo», una exposición dedicada a su trayectoria.
Su presencia en Noruega, un país neutral y defensor de los derechos humanos, amplifica su mensaje global. Líderes como el presidente colombiano Gustavo Petro, quien asistió a la ceremonia, reiteraron llamados a una «amnistía general» y «gobierno de transición inclusivo» en Venezuela, según ABC. Milei, desde Oslo, tuiteó: «La libertad es innegociable. Felicitaciones, María Corina, por tu coraje».
El contexto venezolano: un Nobel que duele al chavismo
Este Nobel llega en un momento crítico para Venezuela. Tras las elecciones de julio de 2024, donde Edmundo González (apoyado por Machado) denunció fraude con el 67 % de los votos, Maduro se aferra al poder con represión: más de 2.000 detenidos, según Amnistía Internacional, y exilios masivos. Machado, inhabilitada para competir en 2024, se convirtió en la cara visible de la resistencia, coordinando protestas que paralizaron Caracas.
El premio, valorado en 1 millón de dólares, se destinará a fondos para presos políticos y exiliados, según fuentes cercanas. En Caracas, el régimen minimizó el evento como «circo mediático», pero en el exilio –con más de 7 millones de venezolanos fuera del país–, es visto como un faro de esperanza. «Machado representa el coraje civil en América Latina», dijo Frydnes en su discurso.
¿Qué sigue para Machado y la oposición?
Su regreso a Venezuela, incierto por las amenazas, será un desafío. «En persona les contaré lo que pasamos y cuánta gente arriesgó su vida por mí», prometió Machado en su llamada. Mientras, el Nobel podría presionar a la comunidad internacional: la ONU y la OEA ya exigen elecciones libres en 2026.
En Oslo, bajo la aurora boreal invernal, Machado no solo recibe un premio: simboliza la tenacidad de un pueblo. Como dijo su hija: «Mi madre nunca rompe una promesa». El abrazo con su familia, tras 16 meses de separación, es el verdadero trofeo de esta luchadora incansable.














