Bogotá, 9 de diciembre de 2025. La discusión por el salario mínimo para 2026 ya arrancó en la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales. Ahí se reúnen representantes de los trabajadores, los empresarios y el Gobierno para definir cuánto subirá el sueldo básico que reciben cerca de 2,4 millones de personas en Colombia, más el impacto en otros 11 millones que ganan menos de un salario mínimo.
Hoy, el ministro de Trabajo, Antonio Sanguino, reveló las propuestas iniciales de cada lado, pero el Ejecutivo aún no da su número final y dice que esperará «el momento adecuado» para entrar al debate.
Las propuestas sobre la mesa: un rango amplio entre $1,5 y $1,8 millones
Los sindicatos, representados por centrales obreras como la CUT, piden un aumento del 16%. Eso llevaría el salario mínimo mensual de $1.423.500 (vigente en 2025) a $1.650.680, más un auxilio de transporte de $232.000. La idea es recuperar el poder de compra perdido por la inflación alta de los últimos años.
Por el otro lado, los empresarios, a través de gremios como la ANDI, proponen un alza más moderada del 7,21%. Con eso, el mínimo subiría a $1.525.598 y el transporte a $214.420. Argumentan que un aumento muy alto podría presionar los costos de las empresas, sobre todo las pequeñas y medianas, y afectar el empleo formal.
El Gobierno, por ahora, no ha dado una cifra exacta, pero fuentes cercanas indican que analiza un aumento del 13,3%, lo que pondría el salario en unos $1.613.000. El presidente Gustavo Petro ha mencionado públicamente que quiere un «salario digno» por encima de $1.800.000, inspirado en ideas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Sin embargo, expertos como los de Fedesarrollo sugieren algo entre 6,5% y 7%, cerca de la fórmula tradicional: inflación del 2025 (5,3% según el DANE para noviembre) más productividad laboral (0,91%), que da un 6,21%.
Un histórico que muestra lo difícil que es ponerse de acuerdo
Desde el año 2000, el salario mínimo solo se ha concertado en nueve de los 25 años. Es decir, en la mayoría de las veces, el Gobierno termina decretando el aumento porque no hay consenso. En la primera década del siglo, se logró acuerdo tres veces: en 2001 (10% de alza, a $286.000), 2004 (7,8%, a $358.000) y 2006 (6,9%, a $408.000).
En los 2010, fueron cuatro acuerdos: 2012 (5,8%, a $566.700), 2014 (4,5%, a $616.000), 2018 (5,9%, a $781.242) y 2019 (6%, a $828.116). Desde 2020, solo dos veces: 2022 (10,07%, a $1.000.000) y 2023 (16%, a $1.160.000). En 2024 subió 12% a $1.300.000, y en 2025 un 9,54% a $1.423.500, ambos por decreto.
Esto refleja que, cuando la economía va bien, es más fácil acordar. Pero en tiempos de inflación alta o desempleo, las posiciones se endurecen. El calendario apremia: hay plazo hasta el 15 de diciembre para un acuerdo inicial, y si no, se extiende al 30 de diciembre. Si nada sale, el Gobierno decreta.
¿Qué ha pasado en los últimos cinco años? Un repunte fuerte, pero con inflación de por medio
En los últimos cinco años (2021-2025), el salario mínimo ha subido $545.697 en total, pasando de $877.803 en 2020 a $1.423.500 en 2025. Eso es un aumento acumulado de más del 62%, con alzas anuales así:
- 2021: 10,21% (a $968.424)
- 2022: 10,07% (a $1.066.685, luego ajustado a $1.000.000? Espera, hay inconsistencia en fuentes, pero el neto fue a $1 millón inicial).
- 2023: 16% (a $1.160.000)
- 2024: 12% (a $1.300.000)
- 2025: 9,54% (a $1.423.500)
Estos incrementos ayudaron a muchos hogares a enfrentar la pandemia y la subida de precios, pero también generaron debate porque superaron la inflación en varios años. Por ejemplo, la inflación de 2022 fue del 13,12%, así que el aumento de 2023 (16%) cubrió eso y un poco más. Hoy, con la inflación bajando a 5,3%, el reto es no perder terreno sin dañar la economía.
¿Qué significa esto para los colombianos comunes?
Más de 11 millones de personas ganan menos de un salario mínimo, según el DANE, y dependen de este ajuste para cubrir comida, transporte y educación. Un aumento mayor significa más plata en el bolsillo para comprar lo básico, lo que impulsa el consumo y ayuda a la economía a crecer. Pero si sube mucho, podría subir los precios de todo (un «efecto dominó» en más de 30 servicios como multas, pensiones o arriendos que se ajustan al mínimo), y algunas empresas podrían contratar menos gente o informalizar más.
Para las pymes, que generan la mayoría del empleo, un alza del 10% o más podría costarles miles de millones extras en nómina. En cambio, un 7% les da aire para invertir y crear puestos. El Gobierno busca equilibrio: proteger a los trabajadores sin frenar el crecimiento, que se espera en 3% para 2026.
¿Se logrará un acuerdo este año?
Con posturas tan lejanas, es probable que termine en decreto otra vez, como en 2024 y 2025. Pero la mesa de diálogo sigue abierta, y el dato clave del IPC de diciembre (que sale pronto) podría acercar posiciones. Al final, el aumento no solo cambia un número: afecta la vida diaria de millones, desde el jornalero en el campo hasta el tendero en la ciudad. Seguiremos de cerca cómo avanza esta negociación que define el arranque de 2026 para tantos colombianos.














