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Mazamorras de Urabá: el sabor que se convierte en experiencia turística y símbolo del empoderamiento femenino

Foto: ABC Economía. En Urabá existe un lugar donde la gastronomía local se transforma en experiencia turística gracias a las mazamorras.

Informe Especial por Juan Carlos Santamaría Villota

Apartadó, 2 de diciembre de 2025. En Apartadó, un municipio que cada vez recibe más viajeros atraídos por la riqueza natural, cultural y productiva del Urabá antioqueño, existe un lugar donde la gastronomía local se transforma en experiencia turística. Allí, en la tienda principal de Mazamorras de Urabá, Lauri Novoa da la bienvenida a visitantes locales y extranjeros que buscan algo más que un postre tradicional: buscan una forma de conectarse con la esencia del territorio.

Los invito a venir porque vendemos un delicioso producto, pero también una experiencia”, explica Lauri mientras organiza los envases recién preparados. “Queremos que el turista no solo se lleve la mazamorra, sino también un recuerdo de nosotros”. En una región donde el turismo comunitario, agrícola y cultural está creciendo con fuerza, Mazamorras de Urabá se ha convertido en una parada obligada para quienes desean conocer el lado auténtico del Urabá.

Un emprendimiento hecho por y para las mujeres de la región

El concepto detrás de Mazamorras de Urabá encaja con el espíritu del turismo sostenible que hoy atraviesa al Urabá: poner en el centro a la comunidad, preservar los oficios locales y generar oportunidades reales para las familias. Lauri lo resume así: “Es una empresa pensada en la mujer cabeza de hogar”.

De las aproximadamente 60 personas que trabajan en las 13 tiendas ubicadas en municipios como Chigorodó, Carepa, Arboletes, Mutatá, Necoclí, Apartadó y Medellín, la gran mayoría son mujeres. Solo en la sede principal, Lauri lidera a un equipo de cinco trabajadoras, todas mujeres, todas con historias distintas pero con el mismo propósito: sostener a sus familias gracias al turismo y a la gastronomía local.

El liderazgo femenino atraviesa toda la organización. “Mi gran jefe es una mujer”, cuenta Lauri. Y desde esa visión nace el compromiso social que hoy impulsa la marca y que se conecta directamente con la dinámica turística del Urabá: ofrecer productos con identidad y, al mismo tiempo, abrir espacios laborales para mujeres de distintas edades, municipios y etnias, incluidas representantes de comunidades indígenas.

Gastronomía local como atractivo turístico

La mazamorra —preparada con maíz claro y leche fresca, elaborada en fogón y de forma totalmente artesanal— es el corazón del negocio. Pero la oferta se amplía con productos que representan el sabor del territorio: coco, bananas, galletas, panela, chocobananas y la popular torta de la casa, que se ha convertido en una favorita entre viajeros y visitantes frecuentes.

Para quienes recorren el Urabá en busca de rutas culturales o gastronómicas, este lugar ofrece una experiencia que combina tradición, identidad y memoria. No es casual que muchos turistas que participan en rutas de cacao, visitas a fincas agroproductivas o circuitos comunitarios desde municipios vecinos terminen su recorrido probando una mazamorra o una chocobanana fría en este negocio emblemático.

Los turistas siempre nos dicen que son productos deliciosos, que aquí encuentran un sabor auténtico que no habían probado”, comenta Lauri. Y hay una frase que, según ella, muchos visitantes repiten:

“Si llegaste a Urabá y no llegaste a las Mazamorras, no viniste a Urabá.”

Emprendimiento con impacto cultural y ambiental

Como parte de la experiencia turística regional, Mazamorras de Urabá también ha incorporado elementos artesanales y prácticas sostenibles, alineándose con las nuevas tendencias del turismo responsable. Por eso ahora utilizan empaques en cepa, amigables con el ambiente, y han vinculado a artesanas locales, incluidas mujeres Embera Tule, quienes elaboran piezas en chaquiras que complementan ediciones especiales de los productos.

La presencia de estas artesanías no solo agrega valor cultural, sino que convierte a Mazamorras de Urabá en un punto donde el visitante puede comprender la diversidad étnica que caracteriza a la región y apreciar el trabajo manual de sus comunidades.

Un negocio que crece al ritmo del turismo

El aumento de turistas en el Urabá antioqueño —atraídos por sus playas, su biodiversidad, sus rutas de cacao, sus cascadas y su cultura ancestral— también ha beneficiado a este emprendimiento. “Este año nos ha ido súper bien”, asegura Lauri. “Cada vez vienen más turistas y eso hace que nuestro producto circule más y sea más conocido”.

El crecimiento ha sido tal que la visión de la empresa ahora apunta más lejos: la exportación. Aunque todavía no hay pasos concretos anunciados, es una de las metas que se han trazado para llevar el sabor del Urabá más allá de las fronteras.

Un punto de encuentro entre el turismo, la cultura y la tradición

En una región que está apostando decididamente por el turismo comunitario, agrícola y cultural, Mazamorras de Urabá es más que una tienda: es un espacio donde la gastronomía se conecta con la identidad territorial y donde el turismo se convierte en una plataforma de bienestar para las mujeres.

Aquí, el visitante encuentra un pedacito del Urabá más auténtico: sabores tradicionales, historias de vida, artesanías, creatividad local y un espíritu colectivo que transforma la región desde adentro.

Porque en Urabá, el turismo no solo se vive en sus ríos, en sus fincas o en sus playas. También se vive en sus mesas, en sus productos y en esas manos de mujer que, desde lugares como Mazamorras de Urabá, convierten tradición en futuro.

Este informe fue posible gracias a una gentil invitación del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, Fontur y la Corporación Turística de Urabá y el Darién