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Confianza comercial mejora en octubre mientras sector industrial muestra señales de desaceleración

En la imagen aparece Luis Fernando Mejía, Director Ejecutivo de Fedesarrollo en el Congreso de Camacol 2025.

Bogotá, 26 de noviembre de 2025. La Encuesta de Opinión Empresarial de Fedesarrollo correspondiente a octubre de 2025 revela una divergencia marcada entre los sectores comercial e industrial del país. Mientras el Índice de Confianza Comercial (ICCO) avanzó 1,7 puntos porcentuales hasta 22,1%, el Índice de Confianza Industrial (ICI) retrocedió 4,1 puntos porcentuales y se ubicó en 4,9%. Esta brecha refleja dinámicas diferenciadas en la percepción de los empresarios frente al ciclo económico actual.

Comercio recupera terreno impulsado por expectativas

El repunte del ICCO responde principalmente a dos componentes. Por un lado, los empresarios del comercio perciben una mejora en la situación actual de sus negocios. Por otro, las expectativas sobre la actividad económica para el primer semestre de 2026 registraron un incremento significativo. Según Luis Fernando Mejía, director ejecutivo de Fedesarrollo, este comportamiento sugiere que el sector comercio anticipa una demanda interna más dinámica en los próximos meses, lo que podría traducirse en mayores volúmenes de inventario y una recuperación gradual del consumo privado tras varios trimestres de debilidad.

El nivel de 22,1% del ICCO, aunque aún por debajo del umbral neutral de 50%, representa el registro más alto desde marzo de 2024 y aleja al indicador de los mínimos históricos observados durante 2023. Este movimiento ascendente coincide con la desaceleración de la inflación general y la reducción progresiva de las tasas de interés por parte del Banco de la República, factores que suelen estimular el gasto de los hogares y, por ende, la actividad comercial.

Industria profundiza su deterioro cíclico

En contraste, el Índice de Confianza Industrial alcanzó 4,9%, su nivel más bajo desde mayo de 2023. La caída de 4,1 puntos porcentuales obedece tanto a una peor percepción de la situación actual como a expectativas menos favorables sobre la producción y los pedidos para el próximo trimestre. Este resultado confirma la prolongada fase contractiva del sector manufacturero, que acumula 18 meses consecutivos con inventarios por encima de lo considerado adecuado y niveles de utilización de capacidad instalada inferiores al promedio histórico.

La debilidad industrial se explica, en parte, por la combinación de una demanda interna aún deprimida y un entorno externo menos favorable para las exportaciones manufactureras. La menor dinámica de los socios comerciales clave y los mayores costos logísticos continúan presionando los márgenes de las empresas orientadas a la producción de bienes intermedios y de capital.

Exportaciones: crecimiento en valor, pero expectativas a la baja

El tercer trimestre de 2025 mostró un incremento de 6,7 puntos porcentuales en el valor exportado en dólares respecto al trimestre anterior, impulsado principalmente por el repunte de los precios internacionales del petróleo y del carbón. Sin embargo, las expectativas de los exportadores sobre el valor a exportar en los próximos tres meses retrocedieron 13,4 puntos porcentuales, reflejando preocupación por la posible desaceleración de la economía global y la persistencia de cuellos de botella en las cadenas de suministro.

Dentro de los factores que más facilitan la actividad exportadora, el sistema Plan Vallejo –que permite la importación temporal de insumos sin pago de aranceles cuando se destinan a bienes exportados– se consolidó como el elemento más positivo según los encuestados. En el extremo opuesto, la tasa de cambio peso-dólar fue señalada nuevamente como el principal obstáculo, incluso después de la depreciación acumulada del peso durante 2025. Esta percepción subraya la elevada dolarización de los costos de producción y la sensibilidad del sectorial a la volatilidad cambiaria.

Implicaciones para política económica e inversión

La divergencia entre comercio e industria sugiere que la recuperación económica colombiana mantiene un carácter asimétrico. El impulso del consumo privado y la normalización monetaria podrían sostener al sector servicios y comercio minorista durante 2026, mientras que la industria requerirá medidas específicas de competitividad y una mayor claridad en el panorama fiscal para revertir su tendencia contractiva.

Para los inversionistas, el mensaje es mixto: los activos vinculados al consumo interno (retail, servicios financieros y bienes de consumo masivo) podrían beneficiarse de la mejora en las expectativas comerciales, mientras que los títulos asociados a la industria pesada y a las exportaciones manufactureras enfrentan riesgos a la baja en el corto plazo. La evolución de la tasa de cambio y la efectividad de los instrumentos de promoción exportadora como el Plan Vallejo serán variables críticas a monitorear en los próximos trimestres.