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Superintendencia Financiera fija tasa de usura en 24,99% para noviembre de 2025

El Presupuesto 2026 generó fuertes críticas por parte de expertos quienes señalan un aumento desmedido en gastos de funcionamiento.

Bogotá, 4 de noviembre de 2025. La Superintendencia Financiera de Colombia ha establecido la tasa de usura para noviembre de 2025 en 24,99% efectivo anual, configurándose como el límite máximo de interés que las entidades financieras pueden aplicar a préstamos de consumo y ordinarios. Este tope representa un ajuste al alza de 0,63 puntos porcentuales respecto a la cifra de octubre, que se situó en 24,36%. La determinación, publicada en resolución oficial, responde al cálculo basado en el promedio ponderado de las tasas de interés activas del mercado, ponderado por el valor de las operaciones, conforme a la normatividad vigente en el Estatuto Orgánico del Sistema Financiero.

Este incremento se enmarca en un contexto de política monetaria donde la tasa de intervención del Banco de la República se mantiene en 9,5% desde agosto de 2025, reflejando cautela ante presiones inflacionarias que se moderaron al 5,2% interanual en septiembre, según el IPC del DANE. La tasa de usura, como instrumento regulatorio, busca equilibrar la protección al consumidor con la rentabilidad de las intermediaciones crediticias, en un portafolio de créditos que supera los 1.200 billones de pesos a cierre de septiembre.

Estructura de Tasas para Créditos Productivos: Diferenciación por Segmento y Ubicación

El documento regulatorio detalla tasas específicas para créditos productivos, adaptadas a su naturaleza y escala. El crédito productivo de mayor monto alcanza un tope del 26,88%, destinado a operaciones corporativas de envergadura que financian inversiones en capital fijo. En el ámbito rural, la tasa se fija en 18,26%, incentivando el acceso a financiamiento en agroindustria y agricultura familiar, segmentos que representan el 15% del PIB nacional y han mostrado un crecimiento del 2,8% en colocaciones durante el tercer trimestre.

Para el crédito productivo urbano, el límite asciende a 38,78%, cubriendo pymes en servicios y comercio minorista, donde la demanda ha repuntado un 4,1% interanual. En la modalidad popular productiva rural, la usura se establece en 49,04%, mientras que la variante urbana llega al 59,18%, reconociendo los mayores riesgos operativos en microcréditos dirigidos a emprendedores informales, que absorben cerca del 25% de las operaciones en entidades cooperativas.

Estas diferenciaciones geográficas y funcionales ilustran la estrategia regulatoria de fomentar inclusión financiera en zonas rurales, donde el 40% de los créditos productivos se concentran, según datos del Sistema de Información de Cartera. Para inversores en renta fija, como bonos bancarios, este esquema implica una prima de riesgo moderada, con yields promedio del 10,2% en emisiones recientes, alineados con la curva de tasas del mercado primario.

Tasas para Consumo y Ordinarios: Baja en el Tope para Octubre y Estabilidad Mensual

Adicionalmente, la Superintendencia certificó la tasa de usura para créditos de consumo y ordinarios en 16,66% efectivo anual, vigente del 1 al 31 de octubre de 2025, lo que supone una reducción de 0,42 puntos porcentuales —o 42 puntos básicos— frente al 16,24% de septiembre. Esta disminución se atribuye a una contracción en las colocaciones de tarjetas de crédito y préstamos personales, que cayeron un 1,8% en volumen durante el mes, impulsada por el encarecimiento relativo del endeudamiento familiar ante la persistencia de la inflación en bienes duraderos.

En noviembre, el tope de 24,99% para el mismo rubro incorpora el ajuste ascendente, proyectando un comportamiento estable en un mercado donde el 60% de los hogares con acceso a crédito reportan tasas promedio del 18,5%, según la Encuesta de Hogares del DANE. Esta volatilidad anual en la usura —con fluctuaciones de hasta 1,2 puntos en 2025— ha sido influida por la estabilidad de la tasa reposo y la recuperación gradual del crédito comercial, que creció un 3,2% en el acumulado.

Posicionamiento de Entidades: Concentración en Establecimientos de Financiamiento

El análisis de tasas activas revela una proximidad variable al tope de usura entre las entidades vigiladas. Coltefinanciera, Lulo Bank y JFK Cooperativa Financiera figuran como las más cercanas, con indicadores efectivos anuales de 24,31%, 24,31% y 24,26%, respectivamente, reflejando estrategias agresivas en segmentos de alto riesgo como microcréditos. Le siguen Banco Unión (24,16%), Banco Falabella (24,04%), Confiar (23,98%), Finandina (23,93%) y Tuya (23,76%), entidades que capturan el 35% del mercado de consumo popular.

En el extremo opuesto, Coopcentral, Banco Agrario y Banco GNB Sudameris mantienen las tasas más distantes, con 18,24%, 19,81% y 19,92%, respectivamente, priorizando portafolios rurales y productivos de bajo riesgo. Otras instituciones como AV Villas (20,58%), Itaú (21,38%), Banco de Occidente y Banco Davivienda (ambos 21,69%), Financiera Juriscoop C.F. (22,13%) y BBVA Colombia (22,31%) ocupan posiciones intermedias, representando el 45% de la cartera total.

Esta dispersión subraya la segmentación del sistema financiero colombiano, donde las cooperativas y bancos tradicionales amortiguan márgenes en favor de la sostenibilidad, mientras que las fintech y financieras especializadas maximizan yields en nichos de alto volumen. Para analistas de riesgo crediticio, esta brecha —de hasta 6,75 puntos— implica oportunidades en diversificación de préstamos sindicados, con morosidad controlada en 2,8% para el sector productivo.

Análisis de Expertos: Factores de Oferta-Demanda y Presiones Monetarias

Juan Pablo Vieira, CEO de JP Tactical Trading, atribuye el alza a dinámicas de oferta y demanda en el mercado interbancario. «Sin embargo, sigue muy estable y no tiene un impacto importante. Salió según lo esperado con las tasas de interés. El mensaje final del día es que el Gobierno sigue presionando por la reducción de tipos, pero el Emisor aún no lo ve prudente», precisó, aludiendo a las minutas del Banco de la República que postergan recortes hasta el primer trimestre de 2026.

Felipe Campos, gerente de inversión y estrategia en Alianza Valores y Fiduciaria, contextualizó el ajuste en 24,9% para créditos de consumo y comerciales como respuesta a una disminución en la colocación de crédito empresarial respecto a octubre. «Lo anterior se explicaría por una disminución en la colocación de crédito dirigido a las empresas respecto al mes anterior», indicó. Agregó que la volatilidad anual de la usura ha sido moldeada por la estabilidad en la tasa de intervención y la recuperación gradual del crédito comercial.

Desde una perspectiva macroeconómica, este entorno sugiere un ciclo de crédito expansivo moderado, con proyecciones de crecimiento del 4,5% en la cartera total para 2026, según el FMI. Para inversores institucionales, las tasas estables facilitan la valoración de activos bancarios, con múltiplos P/B en torno a 1,2x para entidades conservadoras, aunque expuestos a riesgos de refinanciamiento si la inflación repunta por encima del 4,5%. La usura como ancla regulatoria refuerza la resiliencia del sistema, con cobertura de provisiones en 150% para carteras deterioradas, mitigando impactos en la rentabilidad neta de intermediación, que promedia el 5,8%.

En síntesis, el ajuste para noviembre consolida un marco de tasas predecibles que soporta la intermediación financiera en una economía con PIB proyectado en 2,8% para el cierre de 2025, equilibrando inclusión y prudencia.