21 de abril de 2025 – El mundo despide al Papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano y jesuita de la historia, quien falleció hoy a las 7:35 de la mañana (hora de Roma) a los 88 años en su residencia de la Casa Santa Marta, Vaticano. La Santa Sede confirmó que su deceso se produjo tras complicaciones derivadas de una neumonía bilateral que lo mantuvo hospitalizado durante semanas en el Hospital Gemelli. Su última aparición pública, apenas 24 horas antes, fue para impartir la bendición Urbi et Orbi desde el balcón de la Basílica de San Pedro, en un gesto que reflejó su compromiso pastoral hasta el final.
Nacido como Jorge Mario Bergoglio en Buenos Aires, Argentina, Francisco asumió el papado en 2013 tras la histórica renuncia de Benedicto XVI. Durante sus 12 años de pontificado, se destacó por su enfoque en la justicia social, la inclusión y el diálogo interreligioso. Su mensaje de misericordia y su defensa de los marginados resonaron globalmente, posicionándolo como un líder espiritual que trascendió las fronteras de la Iglesia Católica.
Un legado de reformas y humanidad
Francisco impulsó cambios significativos en la Iglesia, desde una mayor transparencia en las finanzas vaticanas hasta la promoción de un clero más cercano a los fieles. Su encíclica Laudato Si’ (2015) marcó un hito al abordar la crisis climática desde una perspectiva moral, mientras que Amoris Laetitia (2016) abrió debates sobre la pastoral familiar, generando tanto apoyo como críticas. Su énfasis en los pobres, los migrantes y las víctimas de conflictos lo convirtió en una voz profética en un mundo polarizado.
En su última bendición Urbi et Orbi, Francisco, visiblemente debilitado, pidió un cese al fuego en Gaza, condenó el antisemitismo y abogó por la libertad religiosa y la paz global. A pesar de su frágil salud, recorrió la Plaza de San Pedro en el papamóvil, bendiciendo a los fieles y demostrando su cercanía hasta el último momento.
El impacto económico y social de su pontificado
El papado de Francisco también tuvo implicaciones económicas. Su crítica al capitalismo desenfrenado y su defensa de un modelo económico más inclusivo inspiraron movimientos sociales y debates en foros internacionales. En América Latina, su origen argentino fortaleció el rol de la Iglesia en la región, promoviendo iniciativas contra la pobreza y la desigualdad. Sin embargo, sus reformas enfrentaron resistencias internas, especialmente entre sectores conservadores que veían en su apertura una amenaza a la tradición.
El Vaticano, bajo su liderazgo, simplificó protocolos, como el funeral papal. Francisco será enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor en un solo féretro de madera, siguiendo su deseo de austeridad, según las normas aprobadas en 2024. Este gesto subraya su rechazo a la opulencia y su identificación con los más humildes.
¿Qué sigue para la Iglesia?
Con la muerte de Francisco, el cardenal camarlengo, Kevin Joseph Farrell, asumirá la gestión temporal del Vaticano hasta la elección del nuevo pontífice en un cónclave que se convocará en los próximos días. La elección del sucesor será crucial, ya que el próximo papa heredará una Iglesia en transformación, con desafíos como la secularización, la diversidad cultural y las tensiones internas.
El legado de Francisco perdurará en su mensaje de compasión y en las reformas que sentaron las bases para una Iglesia más humana y dialogante. Mientras el mundo llora su partida, su vida invita a reflexionar sobre el poder de la humildad y el compromiso con los más vulnerables.