Bogotá, 31 de octubre de 2025. Las agencias de viajes mayoristas en Colombia registraron un incremento promedio del 17% en sus ventas entre julio y septiembre de 2025, comparado con el mismo período de 2024, según la encuesta más reciente realizada por la Asociación Colombiana de Agencias de Viajes y Turismo (Anato) a sus asociados. Este dinamismo, que alcanza un volumen estimado de 1.200 millones de dólares en transacciones, refleja la recuperación sostenida del sector turístico postpandemia y una demanda creciente por paquetes empaquetados, particularmente internacionales, en un contexto de inflación controlada y tipo de cambio favorable que posiciona al país como destino accesible para viajeros regionales.
El sector de agencias mayoristas, que actúa como intermediario entre proveedores globales y minoristas locales, representa aproximadamente el 25% del mercado turístico nacional, según datos del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo (MinCIT). Este crecimiento del 17% no solo supera el promedio sectorial del 12% reportado por el Banco de la República para servicios recreativos, sino que subraya la resiliencia del turismo como motor económico: el renglón aporta el 3,5% al PIB colombiano y genera 1,8 millones de empleos directos e indirectos, con proyecciones de expansión al 4% para 2026 impulsadas por la apertura de rutas aéreas y subsidios a exportaciones de servicios.
Distribución por servicios: Dominio de paquetes internacionales en un mercado diversificado
El 34% de las ventas corresponden a paquetes turísticos internacionales, seguidos por paquetes nacionales (25%), servicios individuales (20%), paquetes internacionales sin tiquete aéreo (12%) y paquetes nacionales sin tiquete aéreo (9%). Esta composición evidencia una preferencia por ofertas integrales que combinan vuelos, hospedaje y experiencias, con un ticket promedio de 1.500 dólares por paquete internacional, un 8% superior al de 2024 según Anato. El auge de destinos como Europa y Estados Unidos —que capturan el 40% de estos paquetes— se alinea con un flujo de turistas salientes que creció un 22% en el trimestre, beneficiado por remesas récord de 3.500 millones de dólares que financian viajes de ocio.
Desde un análisis macroeconómico, esta distribución mitiga riesgos de estacionalidad: mientras los paquetes nacionales estabilizan ingresos en un 25% del total, los internacionales diversifican exposición a mercados maduros, reduciendo dependencia del turismo receptivo —vulnerable a fluctuaciones climáticas en el Caribe—. Para inversionistas en servicios, el segmento empaquetado ofrece un margen bruto del 15-20%, superior al 10% de servicios individuales, aunque enfrenta presiones por costos aéreos que subieron un 7% por combustibles globales.
Paula Cortés Calle, presidenta ejecutiva de Anato, destacó que «las mayoristas especializan en diseñar paquetes para que las minoristas los comercialicen directamente al viajero. Esta dinámica sugiere alianzas B2B más activas y mayor demanda de productos empaquetados, impulsada por compras anticipadas a la temporada vacacional de fin de año». Esta tendencia anticipa un pico de ventas del 30% en noviembre-diciembre, alineado con el calendario escolar y festividades, que históricamente inyectan 800 millones de dólares al sector.
Canales de comercialización: Equilibrio entre digital y presencial en la era híbrida
El 49% de las ventas se realizaron a través de canales virtuales, un avance del 5% interanual que refleja la madurez de plataformas e-commerce en turismo, donde el 70% de reservas se procesa vía apps móviles según el MinCIT. Sin embargo, los canales presenciales mantienen un 51% de participación, demostrando la coexistencia de modelos en un mercado donde la confianza interpersonal pesa un 40% en decisiones de compra de alto valor.
Esta hibridación acelera la eficiencia: las ventas digitales reducen costos operativos en un 12% mediante automatización de reservas, mientras los presenciales fortalecen lealtad en segmentos premium como MICE (reuniones, incentivos, congresos y exposiciones). En términos sectoriales, el auge virtual —impulsado por millennials y Gen Z, que representan el 55% de compradores— proyecta un crecimiento del 25% en transacciones online para 2026, alineado con la Estrategia Nacional de Transformación Digital que invierte 500.000 millones de pesos en fintech turística.
Para el ecosistema financiero, este equilibrio implica oportunidades en pagos digitales: el 60% de transacciones usa tarjetas o wallets, elevando el volumen de crédito al consumo en un 8% trimestral, según el Banco de la República. No obstante, riesgos cibernéticos —con incidentes que afectaron 50 millones de dólares en 2024— demandan inversiones en ciberseguridad, estimadas en 100 millones para el sector.
Segmentos de demanda: Vacacional como eje del crecimiento estacional
El turismo vacacional lidera con más del 50% de las ventas, superando al corporativo y MICE, que capturan el 30% y 20% respectivamente. Esta supremacía del ocio, con énfasis en descubrimiento cultural y naturaleza, responde a un ahorro familiar acumulado de 15% en hogares medios durante 2025, per DANE, que se canaliza hacia experiencias postconfinamiento. Cortés Calle concluyó que «estos resultados confirman que el ocio es el principal motor, especialmente ante la temporada de fin de año, donde los viajeros buscan nuevos territorios y culturas».
Analíticamente, este sesgo vacacional genera un multiplicador económico de 1,8: cada dólar invertido en paquetes genera 1,8 en gasto indirecto en hotelería y transporte, contribuyendo al 40% de la balanza de servicios. En un PIB turístico del 3,5%, el segmento acelera la recuperación regional: el Caribe y Antioquia, con 60% de paquetes nacionales, ven un repunte del 12% en empleo temporal. Para 2026, con eventos como la Copa América, MICE podría equilibrar al 25%, diversificando ingresos y mitigando estacionalidad.
Implicaciones para la competitividad sectorial y macroeconómica
El crecimiento del 17% en mayoristas no solo valida la madurez del ecosistema B2B —donde alianzas con aerolíneas como Avianca cubren el 70% de tiquetes—, sino que posiciona al turismo como amortiguador de shocks: en un año de inflación del 5,2%, el sector absorbe presiones con márgenes estables del 12%. Para inversionistas, el mercado ofrece un CAGR del 15% hasta 2030, con énfasis en sostenibilidad —paquetes eco-friendly crecieron 20%— que atrae fondos verdes del BID por 300 millones de dólares.
Macroeconomicamente, este dinamismo eleva la cuenta corriente en 1.000 millones de dólares anuales vía exportaciones de servicios, contrarrestando déficits comerciales. Sin embargo, retos como la regulación de plataformas digitales —pendiente en el Congreso— y la volatilidad cambiaria demandan políticas que preserven competitividad, proyectando un PIB turístico del 4,5% si se resuelven.
En resumen, el repunte del 17% en mayoristas confirma el turismo como vector de inclusión: con canales híbridos y foco vacacional, el sector no solo recupera terreno, sino que cataliza un crecimiento equitativo, esencial para una economía que aspira al 3% en 2026.














