Medellín, 11 de octubre de 2025. Imagínese el agua fluyendo con más fuerza, más limpia, llegando a hogares enteros sin un tropiezo. Eso es lo que persigue EPM en estas horas, con 16 frentes de trabajo encendidos como linternas en la noche. La planta de potabilización Manantiales –la segunda en peso del sistema de acueducto en el Valle de Aburrá, que surte al 45% de los usuarios– está en plena metamorfosis. Las labores, que arrancaron a las 10:00 p.m. del jueves 9, no son un capricho. Son el pulso de una modernización que promete calidad para hoy… y para los que vienen después.
No es fácil. La interrupción escalonada del servicio, del 9 al 13 de octubre, afecta a 438.405 instalaciones –1,1 millones de personas en Medellín, Bello, Copacabana y Girardota–. Pero detrás, un enjambre de técnicos revisa cada rincón. En la aducción Sifón-Niquía-Manantiales, esa arteria vital que trae agua cruda desde el embalse Riogrande II –entre Donmatías, Entrerríos, Santa Rosa de Osos y San Pedro de los Milagros–, el foco está en el mantenimiento de la tubería. Cambios de accesorios, revisiones de uniones… detalles que evitan goteras futuras, pero que hoy piden paciencia.
En la planta misma, las manos no paran. Instalación de compuertas en las secciones de potabilización, mantenimiento general de equipos, lavado de estructuras. Es como un chequeo profundo a un corazón que late para millones. EPM lo sabe: «Agradecemos la comprensión de la comunidad», dice en su comunicado. «Reiteramos nuestro compromiso con la experiencia y rigor técnico para modernizar esta planta que es clave para el Valle».
Y tiene razón. Manantiales no es cualquier estación. Trata agua para el 45% de los hogares en el Aburrá, un territorio de 4 millones de almas donde el agua es vida –y en estos días de La Niña asomando, más vital que nunca. Las obras, planeadas al milímetro, incluyen upgrades en filtros y bombas que elevarán estándares, reduciendo pérdidas y elevando pureza. Pero… el costo es esa pausa en el grifo, que obliga a almacenar con cabeza.
16 frentes: de la tubería al corazón de la planta
Vamos al grano. Los 16 frentes activos son un ballet técnico. En la aducción, el mantenimiento de la tubería es prioridad: esa línea que arrastra agua cruda desde Riogrande II, embalse que nutre el sistema con millones de metros cúbicos al año. Cambio de accesorios, chequeo de uniones… nada se deja al azar. Un resbalón ahí, y el flujo se complica para todos.
En la planta, desde las 10:00 p.m. del 9, el equipo se volcó a las compuertas: esas puertas que regulan procesos de potabilización, desde coagulación hasta desinfección. Mantenimiento de equipos –bombas, válvulas– y lavado de estructuras completan el panorama. Es meticuloso, como limpiar un reloj para que marque perfecto. EPM estima que estas intervenciones extenderán la vida útil de la planta en décadas, asegurando suministro para una Medellín que crece al 1,5% anual.
El impacto es real. En Bello o Girardota, familias almacenan agua para lo esencial: cocinar, asearse. EPM, con su operativo de carrotanques –58 rutas, 120 mil bolsas–, cubre lo urgente. Pero el mensaje es claro: «Almacenen lo necesario, con antelación». En la Línea 604-44-44-115 o www.epm.com.co, mapas por barrio y horarios evitan sorpresas.
Un compromiso que trasciende: sostenibilidad para el Valle
EPM no habla en vano de «experiencia y rigor». Manantiales, con su capacidad de 4 metros cúbicos por segundo, es pilar del Aburrá. Estas obras, parte de un plan de US$50 millones en infraestructura hídrica, alinean con metas de sostenibilidad: menos fugas, más eficiencia, agua para un territorio propenso a sequías. En un 2025 donde la inflación anual del 5,18% aprieta presupuestos –con servicios al 5,82% y regulados al 5,29%, según Bancolombia–, modernizar el acueducto es invertir en estabilidad.
La interrupción, escalonada para minimizar caos, afecta comunas del norte y centro de Medellín, más los municipios aledaños. En Girardota, cortes de 6 a.m. a 6 p.m.; en Bello, ventanas variables. Pero al final, el 13, el agua volverá más fuerte. «Es un sacrificio compartido por un beneficio colectivo», dice EPM. Y tiene eco en la comunidad: foros en redes muestran apoyo, con tips para ahorrar durante la pausa.
En el fondo, esto es más que tuberías. Es el Valle cuidándose a sí mismo. Con 16 frentes, EPM no solo repara; construye futuro. Para detalles, marque el 604-44-44-115 o entre a epm.com.co. Porque el agua no espera, y la modernización tampoco.