Pulsa «Intro» para saltar al contenido

Centro recreativo de Confiar se convertirá en reserva natural en el Municipio Cocorná

Foto: Cortesía

En 12 hectáreas del municipio de Cocorná, en las cuales funcionó por más de 20 años el Centro Recreativo El Paraíso, la Cooperativa de ahorro Confiar pretende consolidar la Reserva Ambiental El Edén, un espacio en donde el verde será el común denominador.

Según la Cooperativa, en esta reserva se plantarán cientos de árboles nativos del Bosque Andino, especies que han estado al borde de la extinción por el uso desmedido del suelo, y se recuperarán los atributos ambientales de los ríos Calderas y sus afluentes, los cuales han perdido su curso natural.

“Informes del IDEAM revelan que esta región padece de una de las tasas de deforestación más altas de Colombia. Es importante recalcar que los bosques andinos se encargan de regular el clima y suministro de agua, atenuar las inundaciones y sequías y mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero, por lo cual es inminente su conservación, investigación y restauración ecológica. En el país solo queda el 4 por ciento de este tipo de bosque”, reveló la Fundación.

Con la recuperación del bosque, esta futura reserva permitirá que especies de la fauna silvestre, como ranas, aves, serpientes, murciélagos y roedores, las cuales han sido desplazadas por la acción humana, regresen a su hábitat natural.

 La recuperación y saneamiento de las fuentes hídricas del futuro Edén se realizará por medio de un trabajo conjunto con los habitantes de la zona del oriente antioqueño, la comunidad académica y ambientalista, y los asociados y beneficiarios de la cooperativa Confiar.

 “El Edén será un espacio de encuentro para todos los habitantes y trabajadores de Cocorná. Se orientarán actividades y acciones con la comunidad que promuevan la recuperación de las fuentes hídricas, la reforestación y el desarrollo de prácticas sustentables”, complementó la organización.

 Mil millones para la nueva vida

Confiar informó que el proceso de transformación requerirá una inversión cercana a los mil millones de pesos, los cuales se destinarán principalmente a las obras civiles para la restauración del uso del suelo.

En la actualidad, el proyecto se encuentra en una fase de diagnóstico, en la cual participan antropólogos, ingenieros sanitarios y forestales y abogados.

“Trabajamos en un documento diagnóstico sobre el bosque, dinámica del agua y actividades del predio, para así clasificar la información para llevar a cabo el registro de la reserva. Empleados de la cooperativa han adelantado la formulación de una propuesta de intervención”, aseguró la fundación.

Luego de esta fase, el paso a seguir será la transición administrativa y jurídica de un establecimiento comercial a una zona de reserva, y por último la consolidación y permanencia como área de protección.

Este proceso de conversión implica los aspectos legales, administrativos y ambientales, que a su vez incluyen la presentación de la solicitud de registro de la reserva ante Parques Nacionales Naturales de Colombia.

 “Plantearemos medidas para la conservación y protección de 8 hectáreas de bosque nativo de la reserva, tales como alinderamiento de los predios de áreas vecinas, plan de mitigación y restauración de un talud que limita con la autopista Medellín-Bogotá y monitoreo que evite la tala ilegal del bosque que se ha preservado”, indicó Confiar.

En las 4 hectáreas de la antigua zona de recreación se harán obras de mitigación del riesgo de inundación y avalancha y de restauración de los cauces naturales, y la adecuación de infraestructura.

“Por último se adelantarán las obras paisajísticas y de reforestación que permitan la conservación, educación ambiental e investigación, además de la creación de actividades de sensibilización a personas y comunidades en convenio con otras entidades”.

Agua, una prioridad

Uno de los componentes más importantes de este proyecto será la recuperación hídrica de la zona, la cual cuenta con afluentes como las quebradas La Paloma y la Sin Nombre (esta nace en El Edén), las cuales vierten sus aguas al río Calderas.

Sin embargo, varios trayectos hídricos fueron intervenidos sin las condiciones técnicas en el pasado, antes de que Confiar comprara las tierras, lo que afectó su entorno natural y la dinámica del territorio.

Un estudio de DEVIMED S.A. concluyó que el desvío en La Paloma y las amenazas sobre la infraestructura en la llanura de inundación, produjo rellenos con suelos no adecuados para soportar las construcciones, lo que generó la contaminación del agua que más abajo es utilizada por la comunidad para el consumo y riego de cultivos.

 “Este tipo de actuaciones son las que pretendemos corregir. En la quebrada Sin Nombre se quitaría la tubería y se demolería la capa vegetal que recubre el cuerpo de agua, para así recuperar su cauce natural”, aseguró la fundación.

Sé el primero en comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *